Relatos Travestis Sevilla: Byanca Carvalho - Un antes y un después
Autor: Donostiarra
Después de haber leído tanto y tan bien sobre Byanca, estar con ella, era algo que no se me iba de la cabeza. Tuve unos problemas personales y hasta casi el ultimo dia, de su estancia, no pude estar con ella. Había quedado un día con ella y por un asunto no pude estar con ella. Pensé que a lo mejor, ella pensaría que yo sería uno de los típicos fanfarrones y de estos que se achantan. Me considero alguien serio, y como no quería que tuviera una mala experiencia conmigo, la llamé por teléfono. Hablé con ella, concertamos los servicios y el tiempo. No se que tiene Byanca, pero es alguien a quien no puedes decirle que no a nada.
En este punto, voy a aclarar una cosa, y es algo que ya le dije a la propia Byanca. Da igual lo que leas en los relatos, nunca te preparan, para la experiencia con ella. Puedes hartarte a leer, pero hasta que no caes en sus redes y bajo su dominante mirada….
Hubo un par de percances, hasta llegar al piso, pero finalmente, llegué. Subí al piso, con las piernas ligeramente temblando, crucé la puerta, la cual estaba entreabierta al llegar y ¡wooow! En mi mente, solo se oía “Byanca…Byanca…Byanca” mientras mi cara de asombro tenía que ser de risa. ¡Guapísima y espectacular! La miré ligeramente hacia arriba, mientras mis piernas temblaban. Me llevó a la habitación. Verla en persona, no tiene nada que ver a verla en ninguna foto. La primera impresión, visual, perfecta, y segunda impresión, personal, maravillosa. Hablamos, y sin ningún problema, ya te avisa que le gusta ser activa y que es dominante, pero, en el caso de Byanca, cuando lo dice, te mira de esa manera tan dominadora….
Me desnudé y al baño me metí. Tras la ducha, entró ella, me miró con sus ojos dominantes y me dijo, aún no te mereces que “te duche” yo. A estas alturas (y aún era al principio) me dije “donde te has metido”. Fui a su cuarto, me hizo tumbarme en la cama y me dijo, primero la marca y luego seguimos. Me puso con la cabeza medio colgando de la cama, se me puso encima y … zas! Zas! Me atrapó con sus piernas y zas! Zas! Sin compasión, sin misericordia. Byanca manda. Yo ya estaba que no podía más, no podía parar de babear, creo que la cara se me puso bien roja, y finalmente se salió. Unas bocanadas de aire, pero Byanca, no quería darme tregua, me dijo “tienes que superarte” y acto seguido, comenzó con otra nueva marca. En este segundo ataque, ya no solo babas, hasta vomité. En esto, que se ha retirado, oigo la voz asombrada de Byanca diciéndome “eres bien perra, has superado cualquier otra marca. 81 embestidas has aguantado” yo estaba medio mareado, haciendo acopio del aire. En ese momento no era consciente del todo, de lo que aquello significaba.
Se tumbó en la cama y se abrió las piernas, dejándome ver esa polla que me había dejado su marca. “Chupa perra, te lo mereces” Acto seguido, me acerqué y comenzando a lamer el tronco, los huevos, sus piernas, pero ella siempre me movía la cara a su polla. Yo, como buena perra, intentaba tragármela, pero no podía. Poco a poco, lo volvía a intentar ymás me la tragaba. “Ves, así. Que buena eres”. “Ahora, ponte a cuatro patas, puta”. Ella sabía muy bien, lo que aquello significaba para mi, y lo dijo por eso. “Ponte aquí…” me puse y “así, quieta” no me dejó moverme ni un milímetro del sitio y apoyo la punta en mi culo. Estaba claro la intención, ella quería metérmela y enseñarme al mismo y tiempo lo que iba a entrar. Jugó un poco conmigo, poniendo la punta, punteándome; hasta que empezó. Dios! Que sensación! Entró, despacio al principio, pero estaba claro, que no iba a dejarme, sin follarme como a una perra. Yo notaba como me abría el culo sin compasión, la sentía muy profundo y yo no podía para de resoplar y de gemir. Es una sensación única. Hizo un poco más de presión con las manos “siente como te follo puta, te gusta, verdad?” y en esos momento, sentí como sus huevos tocaban los mios. Me la había clavado toda. Ella bufaba mientras me decía cuan puta era y yo no podía parar de sentir esa gloria y al mismo tiempo ese infierno. Así me tuvo un buen rato, mientras solo podía gemir; hasta que se salió. Es curioso, que hay momentos en los que quieres que se salga, pero cuando se sale, sientes que te falta algo.
“Ve al baño, perra” me ordenó. Yo tenia el cuerpo y la cabeza, ligeramente idos. Las sensaciones que Byanca me estaba haciendo sentir, no lo había sentido nunca antes. Ella vino detrás de mi y me ordenó “tumbate puta” y nada más tumbarme yo, empezó a mearme. Uffffff. Esa sensación, si que es indescriptible, sentir ese calorcillo, mientras lo único que te hace sentir es una puta, mientras ella te mira con su sonrisa repleta de vicio y malicia….
Volvimos a la habitación, y como tregua, hizo que me tragase su polla. Cada vez lo hacia mejor, y me la metía mas profundo. Mi boca, mi lengua y mi garganta hicieron su trabajo, puesto que ella, volvía a estar bien preparada. “tumbate, boca arriba, puta”. Obedecí obediente, y Byanca me abrió las piernas, me puso un cojin, y después, mientras me miraba con vicio, empezó a puntearme el culo mmmmmm. Me escupía en la cara mientras me decía lo puta que era. Sentí como me entraba, con decisión y firmeza, dentro. “que puta eres, como te tragas mi polla” me decía, mientras no paraba de embestirme. Yo no paraba de gemir, sintiendo como me entraba lo más profundo “que buena puta eres” me decía mientras me escupía en la cara. Sentía como sus huevos, pegaban a los mios, con la fuerza de sus embestidas. Yo no podía parar de gemir y resoplar. Esa sensación de sentirse tan lleno…. es algo único. Así estuvimos, hasta que volvió esa sensación de vacio. Ella me indicó, divertida, como de mi polla salía leche, pero no la tenia dura ahora. “Ve al baño puta, vas a saber lo que es bueno” yo aún estaba ligeramente en shock aún, pero obedecí. Entré al baño, me dijo que me tumbase “correte puta, correte conmigo” Oir eso fue algo maravilloso, ella estaba muy cachonda, ya que se corrió antes que yo. Después de mi corrida, me volvió a regalar una “ducha caliente de las suyas” tras lo cual intentaba que mis palpitaciones, volviesen a un ritmo más normal.
Después volvimos a la habitación. Ella se tumbó y me cogió de la cabeza, para follarme la boca, con ganas. Me escupia, mientras me pellizcaba los pezones. Volvía a estar excitada. Con ganas de follarme. Ni corta ni perezosa, me ordenó ponerme a cuatro patas de nuevo. Yo ya estaba casi que no podía. Pero Ama Byanca ordenaba de nuevo. Me hizo quedarme quieto de nuevo y sin contemplaciones, empezó a follarme, cada vez con más ansia. Estaba cachonda. No podía dejar de gemir, a su ritmo de empalamiento. En definitiva, me dejó el culo bien usado. Dejamos la cama, hecha un desatre (aquí el culpable fui yo. Lo siento de nuevo, Byanca).
Me dijo si quería ducharme, y sin corta ni perezosa, me puso a cuatro patas en el suelo, y me meó. Uffffffff. De allí a la ducha. Y como despedida, “un beso y una ostia”
Gracias de corazón, Byanca, por haberme dejado conocerte.
Added on May 27, 2016 at 12:00 am